27 diciembre 2007

PRE-TEXTOS

HOLA A TOD@S!
Iniciar un recorrido en un espacio que permita la reflexión y el análisis sobre las diferentes dimensiones de la realidad implica poner entre paréntisis nuestras certezas, los apriori, las percepciones inmediatas, para transitar la analítica de los discursos que configuran la realidad. De allí que nuestro interés descansa en poder producir un pensamiento que explicite nuestras ideas acerca de las diferentes aristas de la realidad, y que podamos realizar nuestras aproximaciones con objetividad, y con rigor metodológico. Por lo que, pensamos que en esta presentación revisemos lo que implica hacer un Análisis Crítico, y aunque nuestro conocimiento
previo acerca del análisis del discurso (AD) y el análsis crítico del discurso (ACD) sea tenue, consideramos que los temas afines de nuestra propia formación disciplinar de interés puedan ser tamizados por esta herramienta metodológica.
¿Es posible articular rigor metodológico, objetividad y compromiso social en el campo del análisis del discurso?
Responder a esta pregunta es interpelarse como sujeto en la propia actuación profesional, y reflexionar acerca del lugar que este espacio de aprendizaje tiene y tendrá en nuestro proceso de formación.
Los problemas de nuestra realidad educativa, complejizados por las transformaciones en la sociedad y en la educación misma, nos exigen abordajes que incluyan una mirada atenta y el uso de métodos analíticos para comprenderlos. Así, las temáticas de interés plausible de ser abordadas desde un Análisis del Discurso se despliegan en un abanico que va desde los procesos de comunicación entre docentes y alumnos, los modos de reproducción ideológicas que se producen en las aulas, las relaciones de poder que se establecen en las instituciones educativas y los modos en que se transmiten a través del lenguaje, las formas de pensamiento que el lenguaje transmite, las prácticas de los ‘dobles discursos’ que circulan en las discusiones de políticas educativas, los modos en como se configuran relaciones de género –en tanto desigualdad entre varones y mujeres, discriminación de éstas de múltiples ámbitos de la vida social - y por ende, de dominación a través del uso del lenguaje, entre otros.
Por otro lado, el debate entre las metodologías de investigaciones cuantitativas y cualitativas instalado en los escenarios de producción científica en los últimos tiempos, ha ganado adeptos por las segundas, pero uno de los puntos neurálgicos que se nos presenta es el proceso de análisis de los datos. Y es aquí donde nos pareció que vale la pena detenerse, en el modo de cómo realizamos los análisis, parafraseando a Antaki, “quienes se dediquen a emplear el análisis del discurso, han de tomar en serio las implicaciones que tiene “analizar”, por cuanto existen requisitos básicos para ello, independientemente de las características del trabajo a realizar”[1].
La aportes de Antaki, acerca de lo que no es un análisis del discurso nos pone en cuestionamiento nuestras prácticas habituales de hacer análisis, reconociendo desde mi lugar el uso de estos atajos analíticos o pseudo-análisis en los que muchas veces caemos –en mi caso sin darme cuenta- pero que fundamentalmente nos lleva al replanteo de la posibilidad de articular rigor metodológico, objetividad y compromiso social el campo del análisis del discurso.
Habrá que atravesar diferentes escollos para lograr la rigurosidad metodológica, la cual es posible lograr siempre que el investigador recorra el Análisis del Discurso, (ahora sé que hay diferentes maneras de hacerlo, desde las No Críticas a las Críticas) en forma sistemática, a sabiendas que el discurso es socialmente constructivo, que constituye sujetos, relaciones sociales y sistemas de conocimientos y creencias.
De este modo, alcanzar la objetividad será pretensión de quien quiera validar sus conclusiones en el campo de la investigación. No podríamos afirmar en un sentido ‘absoluto’ que la actitud de una persona sea más “racional” o “irracional”, más “objetiva” o “subjetiva”. Únicamente los niños pequeños –y quizás algunos adultos dementes- se comprometen absolutamente con su actitud y sus experiencias de modo que se abandonan sin condiciones a lo que sienten aquí y ahora, y entre los segundos podremos encontrar una toma de distancia total.
Pero en la investigación, un alto nivel de compromiso, de emoción y pasión por determinados ideales y convicciones, produce mayor dificultad para discernir intelectualmente y reaccionar de manera adecuada. No obstante, un investigador está inmerso en un contexto histórico, social y cultural, y en tanto sujetos sociales nuestros modos de pensar, representaciones, percepciones, y formas de concebir el mundo están presentes en el momento de producir un texto, o como dice Fairclough “todo evento discursivo es visto como siendo a un tiempo una pieza de texto, una instancia de práctica discursiva y una instancia de práctica social”[2]. Un Análisis del Discurso no puede ser realizado sin algún grado de compromiso social con la realidad en donde se sitúa el sujeto. Lo que no significa que sea imposible alcanzar la ‘objetividad’, sino que justamente, es en la tensión entre objetividad y compromiso social, sumado a la rigurosidad metodológica, donde nos situaremos como investigadores, o como ¿analistas de discursos?
Como en todo, emprender una aventura es necesario contar con el equipo apropiado, conocer sobre los riesgos, las posibilidades, el placer que despierta en otros y que uno cree poder compartir, y mucha paciencia. Sí, paciencia para calmar ansiedades, paciencia ante nuestros errores – que seguramente no serán pocos-paciencia para trabajar la bibliografía, muchas veces intrincada y que necesita más de una lectura para comprenderla y no se apiada de nuestra falta de tiempo.
Tiene su lado bueno volver a ser aprendiz de un oficio, y en ello está la satisfacción ante cada escollo superado y en sentir que uno dispone de un espacio-tiempo como alumno para estudiar, equivocarse, compartir con otros, demandar.
Correrse por un rato del lugar de docente para entrar en el reino de las “incertezas”, de las dudas, del desconocimiento, del cuestionamiento permanente, acerca de aquello que leemos, que pensamos, que solemos afirmar con tanta vehemencia; para poder descubrir a través de nuevas maneras de pensar lo social, otros caminos que nos ayuden a comprender la realidad educativa de los contextos que habitamos.

[1] Antaki, Ch; Billing, M.; Edwards, D.; Potter, J. El análisis del discurso implica analizar: crítica de seis atajos analíticos. Athenea Digital. Nº3, año 2003
[2] Fairclough, Norman. (1992) Discourse and Social Change. Cambridge. Polity press.
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