18 enero 2008

Un AD (Análisis del Discurso) sobre el discurso de renunciamiento de Eva Perón. (2da Parte)

Incorporemos en este juego del lenguaje la perspectiva de género y veamos cómo se presentan las relaciones sociales entre hombres y mujeres, y si esas características responden a modelos de representación colectivos de mujer construidos sociohistóricamente, modelos que no muestran más que la relación desigual y asimétrica entre varones y mujeres, modelos que fijan estereotipos de género. Y todo esto en el campo de la política.
Los liderazgos femeninos en política son auténticas excepciones, -y creo que Eva Perón podría considerarse una de ellas- pues por lo general son hijas de, viudas de (Isabel Perón) o hermanas de o esposa de. El lugar que ocupan suele ser el segundo, el estar detrás de… No es caprichosa una frase cotidiana extendida ‘detrás de cada hombre hay una gran mujer’.
Muchos de uds. dirán que no es así, que la mujer ocupa muchos lugares de la vida pública, entre ellos la política. Si nos ubicamos en el contexto histórico [I], la práctica del sufragio fue un gran avance que permitió la participación de la mujer en la acción política. Y como práctica discursiva, en el sentido foucaultiano, las condiciones de posibilidad, de existencia en las prácticas sociales de discursividad estaban dadas (y no en el sujeto) para que Eva Perón se dirigiera a las mujeres utilizando ese enunciado (el derecho al voto femenino).
Pero incluso hoy, en la organización del partido justicialista, se identifica estatutariamente ‘la rama femenina’ integrada totalmente por mujeres. NO hay varones en esa agrupación. Ahora si adoptamos una visión completa de género tendría que incluírselos, pues los problemas de discriminación, inequidad y desigualdad entre mujeres y varones son problemas de ambos. De lo contrario se sigue en un esquema patriarcal de realizar política.
Eva Perón no alteró el núcleo central del discurso peronista, sino que decíamos anteriormente que lo suyo es el ‘discurso segundo’. Lo que hizo Eva fue visibilizar dentro de la enumeración de los colectivos singulares a ‘las mujeres’, colocándolas en posición de recepción del discurso, y como decíamos, en el lugar de los débiles.
Y ella, como mujer, ¿cómo se dirigió a Perón?
“… así como hace cinco años dije que prefería ser Evita antes de ser la esposa del presidente…”
“Yo que siempre tuve en el general Perón a mi maestro y mi amigo –pues él siempre me dio el ejemplo de su lealtad acrisolada hacia los trabajadores-,…"

En el primer párrafo podemos inferir que ella intenta configurar su propio lugar desde su Identidad, trata de desprenderse del “de”, pero se presenta nuevamente la relación de subordinación, él es quien le enseñó, fue su maestro. Y más adelante, dice:
“… queriéndolo a Perón y queriéndolos a ustedes, que es como querer a la Patria misma”.
El amor de Evita por Perón es obviamente el de una esposa, y por lo tanto, es natural[II] y único. Al establecer a nivel del discurso una equivalencia entre su amor por Perón y su amor por el Pueblo, Evita produce el carácter único y natural del lazo entre Perón y el Pueblo. Su figura simboliza entonces la posición única y natural donde el amor por Perón y el amor por el Pueblo son un mismo amor.
Además, la existencia de su identidad como mujer se lo debe a un “Otro”. Que lo expresa en el párrafo, “… todo lo que soy, que todo lo que tengo, que todo lo que hago, que todo lo que haré, que todo lo que pienso, que todo lo que poseo no me pertenece: es de Perón…”
Se muestra entonces que la mujer “es el Otro en el corazón de una totalidad cuyos dos términos son necesarios el uno al otro” [1]. Es decir, como es el Otro, pertenece a la categoría de lo negativo. Su trágico destino es no ser ella misma, sino ser a través de los otros. La realidad femenina se constituye a través de ser hecha para el hombre, configurando su femineidad con referencia al hombre; en fin, definido como el Otro. Simone de Beauvoir ha mostrado que la vida de toda mujer se desarrolla de acuerdo con un programa de “ser para los otros” y dentro de esa construcción femenina, a la mujer se le sigue diciendo “sé mujer, seguid siendo mujeres, convertíos en mujeres”. De lo que se deduce que la mujer, Eva Perón, le viene impuesta desde fuera de ella por el hombre, EL hombre: Perón.
Creo que a partir de esta premisa, se siguen todas las otras categorías que aparecen en el discurso. Por todas partes se puede identificar la categoría estereotipada de mujer asociada a variedad de características: a lo afectivo, a ser la esposa y madre, a lo débil, a la abnegación, al sacrificio, a estar subordinada, a ser la protectora, a la que consuela, a la que asiste a los más necesitados, a la mediadora del corazón entre el padre y los hijos. Teniendo en cuenta el contexto sociohistórico en el que hace su discurso, ¿podría haberse mostrado a sus destinatarios de otra manera? Toda la vida de Eva (sus proyectos, sus ambiciones políticas, sus intereses y aspiraciones, etc.) debía estar subordinada a esta sagrada y sublime misión: ser la esposa del Líder, ser la madre de los argentinos. Pues solo en ese plano secundario y dependiente, supuestamente va a ser feliz. ¿lo fue? Quiso ‘ser ella’, pero cayó en la trampa de los políticos patriarcales. Quise pensar yo, y espero no haber caído en la trampa del feminismo.


[1] Simone De Beauvoir. El segundo sexo. Edit. Sudamericana, Bs. As. 1999
(I) Las luchas ‘sufragistas’ adquirieron características diferentes según los países. En los Estados Unidos, el problema de la igualdad de sexos se planteó antes que la lucha por el sufragio. Finalizada la guerra civil, abolida la esclavitud, en 1866 se otorga el derecho a voto a los negros y se excluyeron a las mujeres… gran desilusión para las sufragistas. Esto da inicio a un nuevo período de lucha por el voto, lográndose la concesión del voto a las mujeres en el Estado de Wyoming en 1869, y en 1920 en la Constitución norteamericana.
En Inglaterra, la figura de Emmeline Pankhurts – y luego sus hijas Chirstabel, Silvia- adquiere un relieve excepcional en la lucha por el sufragio, y la acción de lucha tuvo características violentas. Recién en 1914, estallido de la guerra mundial, el rey Jorge V amnistió a las sufragistas y encomendó a la sra. Pankhurst el reclutamiento de las mujeres para trabajar en las fábricas y campos con el fin de sustituir la mano de obra masculina. Terminada la guerra, el derecho a voto fue concedido a las mujeres.
En Francia, la lista de las sufragistas, que comienza con Olimpia Gouges, es extensa. Y la lucha por el voto era parte de las luchas socialistas. Recién en 1946 se reconoció en la Constitución el derecho a voto femenino.
En Italia, terminada la segunda guerra mundial y tras una larga lucha de más de medio siglo, en 1946 las mujeres por primera vez pueden votar. En cuanto a América Latina, la concesión del voto no fue tanto una respuesta a las luchas femeninas, sino un efecto reflejo de lo que ocurría en el los países centrales.
[II] Subrayamos esto de lo natural justamente porque en un análisis del género, se suele identificar lo natural asociado a lo biológico, algo que está dado, que tiene que ser así, cuando en realidad habría que pensar la construcción socio-cultural de una representación que se ‘naturaliza’ en una práctica social.

Un AD (Análisis del Discurso) sobre el discurso de renunciamiento de Eva Perón. (1era Parte)


Hacer el análisis del discurso de renunciamiento pronunciado por Eva Duarte de Perón es una empresa harto difícil y a la vez desafiante, no sólo por recorrer los caminos semiológicos señalados por Eliseo Verón, o por tratarse de un hito importante tanto para la historia del movimiento justicialista como para la historia del país, sino también por poner en juego otro campo en el análisis del discurso, el del ‘género’.
¿Qué lugar tienen las mujeres en el campo político? ¿Qué lugar tuvo Eva Perón en el discurso peronista? ¿Cómo funciona el discurso peronista a través del acto de enunciación de Eva Perón?
http://www.youtube.com/watch?v=_OIHkEqJ99k
Si nos atenemos a las categorías propuestas por Eliseo Verón, es admirable como en el discurso de Eva Perón se ponen en juego la relación entre la enunciadora-Eva con su destinatario positivo o prodestinario y con su destinatario negativo o contradestinatario. Así, al dirigirse a los peronistas, a los descamisados, participa de las creencias presupuestas que comparten el enunciador con sus destinatarios y que son propias del discurso peronista, cuando expresa:
“los descamisados… saben que la justicia y la libertad únicamente la encontrarán teniendo al general Perón al frente de la nave de la Nación”. “…en nuestra Patria la única dignidad es la de los que trabajan.”
A su vez, genera una relación con su prodestinatario en el cual los incluye en un colectivo de identificación, que se expresa en el ‘nosotros inclusivo’, como cuando dice: “yo no soy más que… una descamisada de la Patria, pero una descamisada del corazón, porque siempre he querido confundirme con los trabajadores…”
En un primer plano de enunciado, aparecen entidades del imaginario a los que alude el discurso de Eva, tales como “Son vuestras vanguardias descamisadas’, ‘los descamisados’ o los ‘compañeros de la CGT’, con lo que quiere significar el colectivo de identificación del ‘nosotros los peronistas’.
Y quienes están excluidos de ese colectivo, son sus enemigos, sus contrincantes, sus adversarios, quienes no creen en los presupuestos del peronismo, o dicho en términos discursivos, ‘ellos’ es el destinatario negativo o contradestinatario que está latente, acechando en la oscuridad, como cuando dice: “Mientras tanto ellos, los entreguistas, los mediocres, los cobardes, de noche tramaban la intriga y la infamia del día siguiente…”
“Es que son tan traidores, tan cobardes que no quieren decir que no lo quieren a Perón. No es a Eva Perón a quien atacan: es a Perón.”
Pero, a la vez, entre sus destinatarios positivos a los que se dirige, están las mujeres a quienes las ubica junto con que son considerados débiles, los ancianos y los niños. Y cuando se dirige a los enemigos, implícitamente está haciendo referencia a las mujeres de la oligarquía que realizan fiestas, pero señalando la actividad habitual que realizan ellas y en grupo social con una posición socioeconómica. Por lo que, en este discurso político se entreteje un discurso social, en el cual la función que se identifica respecto de la perspectiva de género es la de la reproducción de relaciones desiguales entre hombres y mujeres, fijando características y estereotipos propio de lo femenino.
También Eva Perón se dirige a un tercer tipo de destinatarios que aún no lo conoce a Perón, y como se trata de que la creencia esta suspendida para ellos, los ubicaríamos como los Parades-tinatarios, cuando dice:
“Yo aprovecho la oportunidad para pedir a Dios que ilumine a los mediocres para que puedan ver a Perón y para que puedan comprenderlo, y para que las futuras generaciones no nos tengan que marcar con el dedo de la desesperación si llegaran a comprobar que hubo argentinos tan mal nacidos que a un hombre como el general Perón… lo combatieron aliándose con intereses foráneos.”
Estos ‘mediocres’ no llegan a ser totalmente sus enemigos. Seguramente, como en toda lucha de poder político entre grupos, existen algunos ‘indecisos’ que no terminan de creer en la doctrina justicialista, y están viendo con quien/quienes van a realizar alianzas: si con Perón o con intereses foráneos. Y a ellos se dirige Eva, a través del camino de la oración (¿por qué ubicarse en este lugar? ¿Por qué ligarlo con la actividad religiosa? Acaso porque es una actividad propia de las mujeres?), de la esperanza que fueran iluminados, para que puedan tomar la decisión de estar con Perón. Porque recordemos, o se está con Perón, o se convierten en sus enemigos y serán mal visto por las futuras generaciones.
Pero también, Eva Perón identifica otros paradestinatarios como entidades del imaginario político, que designan a entidades más amplias que los colectivos, y que la enunciadora-Eva los coloca en posición de recepción, como cuando dice:
“… son las mujeres, los niños, los ancianos, los trabajadores que están presentes…”
“… a que más puede aspirar un ciudadano o una ciudadana…”
“… siempre he querido confundirme con los trabajadores, con los ancianos, con los niños, con los que sufren…”
“… no fueron los sabios, ni los ricos, ni los poderosos los que creyeron… en cambio, los humildes…”

Por último, en el proceso de construcción de la enunciadora Eva y de los destinatarios se pueden encontrar otras entidades del imaginario político, cuales son los meta-colectivos singulares tales como “el Pueblo”, “la Nación”, “la Patria”, “el Justicialismo”.
Siguiendo el análisis, también se pueden identificar los componentes del discurso político, teniendo en cuenta que se tratan de zonas del discurso, y que se entretejen según las posiciones de enunciación. Y uno de ellos es el denominado Descriptivo que se puede leer en la siguiente expresión:
“…encontrarme con los descamisados como el 17 de octubre y como en todas las fechas en que el pueblo estuvo presente… hoy el pueblo, que en 1810 se reunió para preguntar de qué se trataba, se reúne para decir que quiere que el general Perón siga dirigiendo los destinos de la Patria.”
“ellos saben bien que antes de la llegada de Perón vivían en la esclavitud y por sobre todas las cosas, habían perdido las esperanzas en un futuro mejor. Saben que fue el general Perón quien los dignificó social, moral y espiritualmente”.

Se puede observar cómo se entretejen la lectura del pasado y del presente por medio del fantasma colectivo, que en este caso sería el ‘nosotros’ de identificación ‘los descamisados’ (el pueblo que estuvo el 17 de octubre), que a su vez remite a otro enunciado más amplio como Pueblo (el pueblo argentino que estuvo en 1810).
El ejemplo anterior también nos sirve para identificar el componente Didáctico, pues ambos remiten al saber, a lo que se agrega como rasgo diferenciador el enunciado de un principio general o verdad universal, como pueden ser la justicia social –característica propia del discurso peronista-, independencia económica y la soberanía de la Patria, expresado en el discurso del siguiente modo:
“…no perdonarán jamás al general Perón por haber levantado las tres banderas… de la justicia social, la independencia económica y la soberanía de la Patria”.
O también, “Pero hoy el pueblo es soberano no sólo cívicamente sino también moral y espiritualmente...”
En el discurso político también se entretejen características del componente Prescriptivo, o sea del orden del deber, de la necesidad deontológica. En la siguiente expresión, Evita se explicita como una fuente expresiva de la regla deontológica enunciada: “Yo siempre haré lo que diga el pueblo…”
A su vez, marca un imperativo universal que es propio de la política peronista, o en el sentido del AD, es propia del discurso peronista: hacer lo que diga el pueblo, lo que quiere el pueblo, y si se hace así lo que Perón dice es porque se cree con razón que Perón es el más capacitado para hacer lo que el pueblo quiere. Está facultado para saber qué es lo que conviene hacer para que el pueblo realice sus aspiraciones.
Si tenemos en cuenta el componente Programático, que es del orden del poder hacer, es el momento en que se promete, se anuncia, se compromete, Evita lo hace diciendo:
“...Mi general: estamos dispuestos, los del pueblo, su vanguardia descamisada, a terminar de una buena vez con la intriga, con la calumnia, con la difamación y con los mercaderes que venden al pueblo y al país...”
O también, "Es la Patria la que se ha dado cita al llamado de los compañeros de la Confederación General del Trabajo, para decirle al Líder que detrás de él hay un pueblo, y que siga como hasta ahora, luchando contra la antipatria, contra los políticos venales y contra los imperialismos de izquierda y derecha.”
Ahora bien, ¿en qué consiste la posición de enunciación de Eva Perón respecto del General? Pues en todo el discurso se dirigió a él. Quizás, y me atrevo a decir que lo excepcional de este discurso político descansó en el núcleo mismo de la intransferibilidad de la enunciación del General Perón. Es decir, que en el interior del “nosotros inclusivo” sólo son posibles las enunciaciones que están fundadas en la lealtad a la persona y a la palabra del líder; o dicho de otro modo: los únicos actos de enunciación legítimos son aquellos que reproducen enunciados previos, o que explicitan enunciados virtuales del Líder. En este sentido, la palabra de Evita es el discurso ‘segundo’ por excelencia; su excepcionalidad no radicó en la posibilidad de emitir enunciados diferentes de los de Perón sino, justamente, en el hecho de que los discursos de Evita no fueron jamás otra cosa que la explicitación de la instransferibilidad. Evita no dijo jamás otra cosa: que la única palabra peronista es la del General Perón[1].
[1] Verón, E. Perón o Muerte, Edit. Eudeba, Bs. As. pg 206
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